Fernando Elias Boullosa
Ella le ve a varios metros, él carga el arma y arranca tras de ella, una, dos, tres personas que empujar para llegar hasta ese lugar, ella no se mueve. Por fin frente a frente él descarga algunas municiones que al parecer hicieron un gran efecto, ella se tambalea en tres o cuatro oraciones mal conjugadas, invitándole a jugar en la intimidad.
Una horda de detalles se interpone en el camino a la tierra prometida, al final las vicisitudes les llevan al fuerte que les separa de todas las leyes, la zona de tolerancia, en donde el día se tiñe, donde la gravedad no pesa y él decide aun así arriesgarse y transformarse en boa, ella salta ligera, nube con orejas, la boa le persigue hasta atrapar esa textura de algodón, le enrolla con su musculatura, la aturde y adormece, se la traga lenta y suavemente. No hay resistencia alguna por parte de la victima, quien pareciera disfrutar de la saliva destilada y los músculos triturándole poco a poco los huesos, arrastrándola al remanente vacío del reptil escurridizo, empieza a acomodarse en el estomago bañándose en sus jugos gástricos, paseando y memorizando sus paredes interiores. Al paso de unas horas él decide abandonar el fuerte, ha conseguido su cometido y sale cual victorioso depredador.
Un golpe en el chacra del “yo siento” lo tumba en un abrir y cerrar de ojos, aquel idiota ignoró que se encontraba en realidad alternativa y que aquella presa en realidad era Artemisa, que lejos de devorársela se la había embutido en sus adentros, donde ella lánguida y tiernamente le empezaba a destazar. El imbécil de magnitudes inverosímiles pisó el cepo desde que cargó el arma para ir tras de aquella exótica especie y ni cuenta se había dado. Ahora sólo quedaba que tuvieran piedad con él a la hora de rendir cuentas.
P R E C A U C I Ó N!!!!
ResponderEliminarno dejes la trampa abierta al lector, a nosotros cuentanos todo y a los protagonstas.. que nunca me queda claro quienes son, dejalos que los sorprenda "la tramapa".
que gusto leerle Fernando
Laura